El último «capo» de la vieja escuela: ¿Cómo inició Zambada en el crimen?
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Un rostro abatido, que acumula cansancio por las décadas de camuflaje a las que se sometió para ser el mayor generador de violencia a nivel nacional e internacional. Así se aprecia Ismael «El Mayo» Zambada en las fotos filtradas después de su detención, sucedida el 25 de julio de este año, convirtiéndose en noticia nacional e internacional en cuestión de horas.
Es acusado de múltiples cargos, entre ellos, el fallecimiento de cien mil jóvenes estadounidenses por tráfico de fentanilo. Las leyendas son lo que más adornan la vida de este hombre de 76 años de edad, quien evadió a las autoridades por más de cincuenta años.
Oriundo de El Álamo, Sinaloa, es cofundador del Cártel de Sinaloa, organización criminal que opera en más de 50 países incluidos México y Estados Unidos. A diferencia de su contraparte, Joaquín «EL Chapo» Guzmán, Zambada se mantuvo al margen de las fiestas, los excesos y la exposición pública, operando uno de los cárteles más peligrosos en las sombras.
Inició su «carrera» criminal en la década de los setenta, cuando se unió al Cártel de Guadalajara, organización dirigida por Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero, predecesores de los cárteles mexicanos que delinquen actualmente. Luego, trabajó en el Cártel de Juárez, liderado por «El señor de los Cielos»: Amado Carrillo.
El «boom» de su actividad criminal se dio a finales de los ochenta, cuando los líderes de la delincuencia organizada fueron abatidos: Rafael Caro Quintero; Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo, tío de los hermanos Arellano Félix. Se alió con Joaquín «El Chapo» Guzmán a inicios del nuevo milenio, reforzando al Cártel de Sinaloa a través de su sucesor, Vicente Zambada Niebla.
Cuando fue detenido «El Chapo» Guzmán, Zambada tomó su lugar al mando del Cártel de Sinaloa. Ese mismo día, las Oficinas de la Administración de Control de Drogas (DEA) catalogaron al «Mayo» como el criminal más buscado en la organización, ofreciendo hasta 15 millones de dólares por su captura.
En una entrevista, el periodista mexicano Julio Scherer García cuestionó al capo sobre su punto de vista acerca de la guerra contra el narcotráfico en México. En este contexto, sus palabras parecieran proféticas:
«Un día decido entregarme al gobierno para que me «fusile» (sic). Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.» […] «El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.» […] «El narco está en la sociedad, arraigado, como la corrupción.»[…] (Scherer García, Proceso, N°1744).
Este generador de violencia se convirtió en una leyenda en las montañas de Sinaloa, las que fueron su refugio durante su trayectoria de más de medio siglo en la delincuencia organizada. Pese a los megaoperativos de las fuerzas de seguridad mexicanas en su contra, se le capturó en territorio estadounidense.
Junto a la captura de Joaquín Guzmán Loera, la detención de Zambada cierra un negro capítulo en la historia mexicana, pues es considerado el último capo de la vieja escuela de crimen organizado.
K. I. C. E.